LAS UTOPÍAS Y ANTIUTOPÍAS

Las circunstancias actuales, en que la política puede ser vista como un espacio de poderes sufridos o gozados por porcentajes distintos de la población, llevan a pensar en el papel que han tenido las utopías en el transcurso del tiempo. Se pueden hallar rasgos utópicos en cada texto originario en el mundo. Por ejemplo el Génesis describe un paraíso que se perdió a causa de las acciones humanas, y por otro lado están las edades que describe Hesiodo en Teogonía y que, desde las de Oro, se suceden sobre la superficie del planeta con cada vez más duras condiciones; o aquel paraíso concebido por Virgilio en las Geórgicas. Concretamente, la utopía representa una cosmogonía ajena al actual estado de las cosas, independientemente de cuando se haya planteado. La utopía estará presente en la mente de quienes configuran un universo que compense a los seres humanos de sus desgracias, y en numerosas ocasiones ha sido vista desde la perspectiva de la evasión. Gran cantidad de regiones, cuando atraviesan desgracias, emanan pensadores con ideas que los alejan de sus ámbitos y los aproximan a ideales distintos.

Al grano, desde las utopías muy conocidas por tratarse de las pioneras en su género, tales las de Platón en la República, Campanella en Ciudad del Sol, o aquella pavorosas pensadas por Aldous Huxley en Un mundo feliz y G. Orwell en 1984, han propuesto comunidad de bienes, han planteado eliminar la propiedad privada, pero también una dictadura que domina cuerpos y espíritus. El hallazgo de remotas tierras y la fundación de comunas han sido pauta de configuración de estas comarcas que han causado sorpresa, animadversión y una serie importante de adeptos.

Ahora, a caballo entre los siglos XX y XXI, hay una señal de espera, algo así como un dilatado momento de crisis que remueve las ideas utópicas y antiutópicas. Ha habido momentos en que han prendido en terreno so suficientemente fértil como para probar el germen de su concepción en la realidad. Citando casos concretos, qué fue de las comunas de los socialistas utópicos franceses, de los planteamientos marxistas, de las aldeas hippies de la década de los sesenta.

La crisis sanitaria de los tiempos actuales, los picos altos y bajos de relajamiento de los hábitos que las autoridades médicas recomiendan como acicate para la salud, promueven que este sea un instante de reflexión al respecto. El espectro de la corrupción y de las intenciones acumulativas de unos tantos, la escasez de recursos o, más bien, la injusta repartición de la riqueza, son el caldo de cultivo en el mundo aunque con especial fuerza en Asia, en África, en Oceanía y en Latinoamérica. En lo concerniente a esta última, los procesos electorales que vienen son decisivos. Ahí está el plebiscito chileno para la aprobación de una nueva Constitución, ahí están las elecciones presidenciales en República Dominicana y Bolivia, pero también las que configurarán tanto el Congreso en Perú como la Asamblea en Venezuela.

Es de creer que los tiempos duros que atraviesa el mundo habrán hecho madurar al soberano. La obligación ciudadana es la de estar atentos a dichos procesos, y al que escogerá a las nuevas autoridades en el Ecuador. De ahora en adelante el horizonte se ensancha y se encoge según estos movimientos, ya que son los pueblos los que construyen la historia. (O)

Luis Carlos Mussó