Oswaldo Ordóñez fusionó su cultura y profesión en el coco
En su natal Esmeraldas, Oswaldo Ordóñez Fernández se crió al calor y olor de la comida que preparaba su madre Ligia, una mujer con el don en sus manos de elaborar los mejoresplatos típicos de la provincia y que él heredó.
Su niñez estuvo marcada por un sueño del cual ni siquiera estaba consciente. Mezclaba jabón derretido con sal y la pasta dental con champú. Parecería una travesura típica de su edad, pero más bien fue el inicio de lo que sería hoy en día su profesión: ingeniero químico.
Su estatura -1,92 m- atestigua que fue seleccionado en básquet de la provincia de Esmeraldas y también atleta. No se inclinó por el fútbol aunque en su momento tuvo la propuesta.
Al graduarse como bachiller del colegio Luis Vargas Torres, a los 18 años, decidió abandonar su tierra e irse a Quito para seguir con sus estudios, los cuales los culminó en 2007, en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Guayaquil.
Con el título bajo el brazo tuvo la oportunidad de vincularse por un largo tiempo a una petrolera, “lo cual me gustaba como profesión, pero no era mi pasión”.
Hace 12 años, con un raspador de coco normal decidió emprender un negocio que reflejara la esencia de la gente afro y, a la vez, demostrara que esta fruta tropical no solo sirve para hacer cocada.
“Sin querer entrar en una victimización, muchas veces se asocia a un esmeraldeño y al coco nada más con la cocada y se acabó. Entonces yo quise romper esas barreras y demostrar que con el coco se puede hacer una industria”.
Cayó y levantó en el intento. Incluso su proyecto quedó relegado por un tiempo, pero lo retomó y hoy en día con el coco ha elaborado cerca de 30 productos. “Quise fusionar mi cultura con mi profesión; además me apasiona la cocina”.
A sus 37 años, a más de hacer realidad el sueño de convertirse en empresario, Ordóñez ambicionaba ser una fuente de empleo. Aclara que no es un hombre volcado a la política, pero que su forma de apoyo a los demás es con trabajo. Actualmente tiene 18 colaboradores en Guayaquil, Quito y Esmeraldas.
Cita como ejemplo que uno de sus empleados con el sueldo que percibe mantiene a su familia y eso lo hace sentirse orgulloso, pero a la vez sabe que eso implica más responsabilidad. “Yo sé que en el momento que me caiga, se caen todos ellos conmigo. Por eso todos los días me esfuerzo por mantener la empresa”.
La cocción de la avena con la leche de la pulpa del coco se la efectúa en la planta ubicada al norte de Guayaquil. Foto: César Muñoz / El Telégrafo
Producto estrella
Su sitio de trabajo está ubicado en el norte de la ciudad. Es una amplia bodega con adecuaciones de oficinas climatizadas para las reuniones que mantiene con sus clientes, pues también lidera una empresa ambiental: Fernández Solutions.
El olor a coco recibe a quienes llegan a la Plaza Sai Baba. Al ingreso, sacos llenos con esta fruta están listos para ser procesados. Y qué mejor en el que Oswaldo denomina su producto estrella: la Cocoavena, una bebida que ya se la distribuye en varias cadenas de supermercados del país.
El empresario destaca que no fue fácil acceder al mercado, sin embargo señala que él tenía una “ventaja competitiva” y era que nadie había creado un producto como el suyo. La Cocoavena es una bebidaconsistente hecha con la leche del cocoy avena.
Para su elaboración compra la fruta a productores de Esmeraldas pues indica que pese a que en Manabí también cosechan el coco, el de su provincia es único en sabor como en consistencia.
Con la marca “Fernanfoods” lleva 3 años. Ordóñez dice que este nombre tiene un valor sentimental porque ahí está simbolizada su madre, en el apellido.
Un accidente
En el 2008, a causa de un impacto de bala, Oswaldo Ordóñez quedó en coma por un mes. Este accidente le sirvió para entender que si sobrevivió era porque debía cumplir su sueño.
Con sus hermanos y socios CarlosyElías Carabalí desean culminar este año posicionando sus productos en el mercado y para el 2019 introducir algunos que tiene en mente, pero manteniendo como materia prima el coco.
Además, adelanta que la coraza de la fruta, que por ahora se desecha, la empleará en un corto plazo para sacar al mercado el carbón activado, que servirá para preparar comidas a la brasa o a la parrilla. “Tiene un poder calorífico mucho más alto que la madera y, al mismo tiempo, tiene un menor consumo”.
Cuando cuenta con un poco de tiempo libre da charlas a estudiantes o personas que quieren iniciarse como emprendedores. A ellos les transmite sus conocimientos y les explica cómo hacerlo.
“Cuando crees en algo, cuando estás seguro de lo que sueñas, es difícil echarte para atrás porque quieres llegar a donde tus sueños te lleven”.
En su horizonte visualiza una amplia gama de productos que tiene pendiente sacar al mercado, como por ejemplo una línea cosmética, bebidas hidratantes, cake y otros. “Con la experiencia adquirida se pudo llevar este barco hasta donde está”. (I)
La Cocoavena es su producto estrella. Le siguen las leches de coco para utilizar en carnes ahumadas, mariscos y la natural para repostería. Foto: César Muñoz / El Telégrafo