Tiñeron fuentes de rojo y le pusieron máscaras a estatuas… ¿por qué?
El 29 de julio de 2017 quedó marcado como un día inusual para la ciudad de Medellín. Varias de las fuentes más importantes, como las de los parques Bolívar y San Antonio, aparecieron extrañamente teñidas de rojo. El color bermejo del agua, como sangre recién derramada, llamó la atención de los ciudadanos que, estupefactos, se preguntaban qué podía haber ocasionado el desconcertante fenómeno. Solo unos días después se supo cuál había sido la causa.
Detrás de lo sucedido estuvo Maira Duque quien, con un grupo de activistas, quiso mandar un mensaje categórico de protesta: que los homicidios no siguieran creciendo frente al silencio cómplice, indiferente, de una ciudadanía aletargada.
Después de varios conversatorios sobre lo que estaba pasando con la violencia en Medellín, comenzaron a pensar en una manera de llamar la atención. Ya sabían, por experiencia, que redactando peticiones a la administración municipal o a los organismos de control no iban a recibir más que una lánguida respuesta o un silencio indiferente.
Entonces, luego de escuchar varias ideas, dieron con una lo suficientemente contundente: teñir las fuentes de la ciudad. “Compramos anilina y yo hice el experimento en un balde en mi casa. Así logré calcular cuánto necesitaba para litro de agua”, rememora Maira.
Esta no es la primera vez que la mujer estaba detrás de un acto simbólico que despertaba la atención de la opinión pública. Su vida como activista, si puede definirse así, comenzó en 2013 de manera casi fortuita. Al correo le llegó un boletín en el que la invitaban a un ‘conversatorio de ciudad’ organizado por el Teatro Pablo Tobón Uribe y el colectivo social Ciudad Verde. En ese primer encuentro discutieron un tema del que poco sabía pero que intuyó, en ese primer momento, iba a tener gran relevancia en el debate público: el Plan de Ordenamiento Territorial.
Yo tengo una frase que define esto: ‘si la ciudad no escucha razones, entonces toquémosle la piel’
Callada, atenta, escuchó la opinión de los expertos. Era el comienzo de Lunes de Ciudad, un espacio de conversación ciudadana en el que se abordan temas de importancia que, por alguna razón, pasan de agache en la opinión pública. “Comencé a ir cada semana y pasé a hacer parte del colectivo Ciudad Verde, en el que promovíamos la movilidad sostenible. En el metro, por ejemplo, hicimos unas ‘miniclases’ sobre movilidad verde”, cuenta.
Pero fue en 2017 cuando dieron uno de los primeros golpes mediáticos. Las estatuas de Botero, símbolo de la ciudad, amanecieron con unas curiosas máscaras sobre ellas. Los objetos, parecidos a los que utilizaban quienes trataban a los enfermos de peste negra en la Edad Media, llamaron de inmediato la atención de todos los medios. “Se asemejaban a las que usaban los doctores que trataban la peste negra en Europa. En ese 2017 era muy poco lo que se hablaba sobre la calidad del aire de la ciudad. Hoy, si nos damos cuenta, este tema es central en los medios de comunicación e, incluso, en las conversaciones de la gente”, opina Maira.
El 29 de julio de 2017 tiñeron las fuentes de rojo para protestar por el alza en los homicidios
Cortesía
Fue tal el impacto que la entidad ambiental Área Metropolitana llamó al colectivo Ciudadanos por el Aire, del que Maira forma parte, para que acompañaran la formulación del Pigeca, un plan de acciones que pretende mejorar la calidad del aire de manera considerable a 2030.
A pesar de que son muchos los actos simbólicos de los que Maira ha formado parte, recuerda cada uno con vívidos detalles. Por ejemplo, del día que tiñeron las fuentes, relata que dos de sus compañeros fueron descubiertos y tuvieron que huir de una turba que, sin entender lo que estaba pasando, los tachó de delincuentes y los persiguió. En los Pies Descalzos, por su parte, fueron vistos por celadores, que vieron con recelo el accionar de los jóvenes.
En esa ocasión, incluso, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se mostró desdeñoso ante la protesta de los activistas e hizo un llamado para que las manifestaciones “no dañaran los elementos de la ciudad”.
Las máscaras simbolizaron la contaminación del aire de la ciudad
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Algunos días después, los jóvenes activistas se ofrecieron a reponer, con sus propios recursos, el agua de las fuentes que habían sido teñidas de rojo. Pero Maira cree que lo verdaderamente importante fue haber puesto en el debate público el tema de los homicidios: mientras en 2015 fueron asesinadas 496 personas en la ciudad, la cifra ascendió a 534 en 2016. “Yo tengo una frase que define esto: ‘si la ciudad no escucha razones, entonces toquémosle la piel’”, expresa la joven. Y lo lograron, la noticia de la protesta fue publicada incluso por un diario de la India.
En ese 2017 era muy poco lo que se hablaba sobre la calidad del aire de la ciudad. Hoy, si nos damos cuenta, este tema es central en los medios de comunicación
Algo similar pasó con un acto que hicieron en Palacé. Según cuenta Maira, la acera estaba invadida de carros. La administración municipal quería construir una ciclorruta por allí. Sin embargo, los comerciantes se oponían a esta idea con vehemencia. Entonces, en medio de un acto planeado que pareció espontáneo, armaron un pequeño parque público en las aceras. Sacaron sillas y sombrillas playeras y departieron en la calle. Al final, el asunto llegó a buen término para los activistas y la ciclorruta se construyó.
Obama se antojó de ir a Lunes de Ciudad
Barack Obama, uno de los expresidentes más populares de Estados Unidos, estuvo en Colombia el pasado mayo. En Bogotá se reunió con 11 líderes juveniles del país. Entre ellos estuvo Maira. Obama le preguntó por su labor social en Medellín. La joven respondió detalladamente sobre las protestas simbólicas que realiza con los colectivos. “Quiero ir a Lunes de Ciudad”, contestó Obama, satisfecho.
Luego de la simpatía del expresidente, Maira y sus compañeros siguen pensando cómo tocar la piel de la ciudad. Ahora Maira forma parte del colectivo ‘El derecho a no obedecer’, que busca promover la movilización ciudadana y las estrategias históricas que han logrado cambios en sus sociedades. Este es coordinado por Otraparte y su nombre hace alusión a la tesis de grado del filósofo colombiano Fernando González.
Miguel Osorio Montoya
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
En Twitter: @MigoroMontoya