Inversión en salud y educación, ofrecida por presidente Moreno, está dentro de los objetivos de ONU para Agenda 2030
Las declaraciones del presidente Lenín Moreno acerca de cómo se utilizarán los préstamos que recibirá Ecuador en los próximos 3 meses, brindan esperanza a los sectores más afectados por la pandemia del covid-19.
Según afirmó el mandatario, parte de los 7 150 millones que el país recibirá del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales serán destinados para la salud y educación, segmentos importantes para el desarrollo de toda nación.
Este anuncio, trasmitido la noche del domingo por cadena nacional, va de la mano con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el marco de la Agenda 2030, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
Educación de calidad
Por ejemplo, el objetivo 4 plantea que una educación de calidad permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza. Durante la última década, se consiguieron grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación y las tasas de matriculación en las escuelas en todos los niveles, especialmente para las niñas. No obstante, alrededor de 260 millones e niños aún estaban fuera de la escuela en el 2018, cerca de una quinta parte de la población mundial de ese grupo de edad. Además, más de la mitad de todos los niños y adolescentes de todo el mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
En 2020, a medida que la pandemia del covid-19 se propagaba por todo el planeta, la mayor parte de los países anunciaron el cierre temporal de las escuelas, lo que afectó a más del 91 % de los estudiantes en todo el mundo. En abril de 2020, cerca de 1 600 millones de niños y jóvenes estaban fuera de la escuela. Igualmente, cerca de 369 millones de niños que dependen de los comedores escolares tuvieron que buscar otras fuentes de nutrición diaria.
Nunca antes habían estado tantos niños fuera de la escuela al mismo tiempo, lo que altera su aprendizaje y cambia drásticamente sus vidas, especialmente las de los niños más vulnerables y marginados. La pandemia mundial tiene graves consecuencias que pueden poner en peligro los avances que tanto costaron conseguir a la hora de mejorar la educación a nivel mundial.
Trabajo decente y crecimiento económico
Con respecto al objetivo 8, referente al trabajo decente y crecimiento económico, la ONU resalta que un crecimiento económico inclusivo y sostenido puede impulsar el progreso, crear empleos decentes para todos y mejorar los estándares de vida.
El covid-19 ha alterado miles de millones de vidas y ha puesto en peligro la economía mundial. El FMI prevé una recesión mundial tan mala o peor que la de 2009. A medida que se intensifica la pérdida de empleo, la Organización Internacional del Trabajo estima que cerca de la mitad de todos los trabajadores a nivel mundial se encuentra en riesgo de perder sus medios de subsistencia, señala las Naciones Unidas.
Incluso antes del brote del covid-19, era probable que uno de cada cinco países (en donde habitan miles de millones de personas que viven en situación de pobreza) vieran sus ingresos per cápita estancarse o reducirse en 2020. Al día de hoy, las perturbaciones económicas y financieras derivadas de la covid-19 (como las alteraciones en la producción industrial, la caída de los precios de los productos básicos, la volatilidad del mercado financiero y el aumento de la inseguridad) están desbaratando el ya de por sí tibio crecimiento económico y empeorando los riesgos acentuados de otros factores.
Reducción de las desigualdades
El objetivo 10 propone reducir la desigualdad en y entre los países. A pesar de la existencia de algunos indicios positivos en algunas dimensiones, como la reducción de la desigualdad de ingresos en algunos países y el estatus comercial preferente que beneficia a los países de bajos ingresos, la diferencia aún continúa.
El coronavirus ha sacado a la luz las desigualdades económicas y las frágiles redes de seguridad social que hacen que las comunidades vulnerables tengan que sufrir las consecuencias de la crisis. Al mismo tiempo, las desigualdades sociales, políticas y económicas han amplificado los efectos de la pandemia.
En el frente económico, el covid-19 ha aumentado significativamente el desempleo mundial y ha recortado drásticamente los ingresos de los trabajadores.
La ONU hace énfasis en que la pandemia también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. Prácticamente en todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, desde la seguridad hasta la protección social, los efectos del covid-19 han agravado la situación de las mujeres y las niñas simplemente como consecuencia de su sexo.
Las desigualdades también están aumentando para las poblaciones vulnerables en países con sistemas sanitarios más deficientes y en naciones que se enfrentan a crisis humanitarias existentes. Los refugiados y los migrantes, así como los pueblos indígenas, los ancianos, las personas con discapacidad y los niños se encuentran especialmente en riesgo de ser excluidos. Además, el discurso de odio dirigido a los grupos vulnerables está en aumento.
Esperemos que lo ofrecido por el presidente Lenín Moreno pueda mejorar la situación social del Ecuador y que se reduzcan las desigualdades que plantea las Naciones Unidad dentro de su Agenda 2030.