La violencia contra la sátira política es un atentado a la libertad de expresión

La española Ana Valero, al analizar fallos judiciales de su país en torno a procesos vinculados con la sátira, especialmente la política, sostiene que esta tiene y ha tenido una presencia constante en las manifestaciones creativas y de expresión del ser humano. Concebida para hacer reír, generar sorpresa o estupor, la sátira se hace presente como instrumento de denuncia y crítica social.Desde Las Nubes de Aristófanes, en la antigua comedia griega, hasta Muerte accidental de un anarquista, de Dario Fo, múltiples han sido las creaciones artísticas que han recurrido a la ridiculización y a la ironía como arma para combatir los desmanes del poder y aspirar a construir una sociedad mejor. Ya en tiempos recientes, el atentado contra Charlie Hebdo, semanario satírico francés, en enero de 2015; o la sanción impuesta a Bonil el mismo año por la Superintendencia de la Información y Comunicación (Supercom), son ejemplos de intolerancia y reflejo del momento social y político en que se realizan. Sin duda la violencia, en todas sus manifestaciones, contra la sátira política es un atentado a la libertad de expresión que merece especial garantía de los Estados al ser considerado un Derecho Humano.

En ese sentido, las amenazas públicas que ha recibido el caricaturista Bonil, por parte de Jacabo Bucaram, merecen no solo el rechazo sino la exigencia a las autoridades para que dejen la pasividad frente a una escalada de violencia descontrolada en el país.

Bonil requiere ser protegido de manera inmediata pues las amenazas no provienen de la ofuscación de un mal momento, sino de una familia que, lamentablemente, ha estado vinculada con la corrupción y la violencia. Quizás los más jóvenes ya no recuerden el asesinato del Pepudo Alejo, quien declaró en contra del expresidente Bucaram por los sacos de dinero que salían de Carondelet; quizás no recuerden el atentado contra el Bolillo Gómez por no haber convocado a la selección de mayores a Dalito; quizás ya escapa de nuestro recuerdo el golpe por la espalda a Ricardo Rivera. Y es que sin duda el asesinato del israelí Shy Dahan no es un acto aislado de riña penitenciaria.

Ecuador, otrora ‘isla de paz’, empieza a vivir lo que en Colombia o México se ha vuelto una triste costumbre cuando las mafias sienten que han invadido su espacio.