Saturados hospitales de Ambato, Tulcán y Bahía de Caráquez por el COVID-19
Hay preocupación en ciudades de la Sierra y de la Costa por el aumento de casos positivos de COVID-19 y por la saturación de los hospitales, que hace que se deriven pacientes a otras localidades del país.
Es el caso de Ambato, en Tungurahua, donde las camas están copadas al 100 % y los pacientes son ya transferidos a otras provincias.
Aquí, por ejemplo, la capacidad de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el área de hospitalización para pacientes COVID-19 del hospital Regional Docente Ambato (HGDA) llegó a su punto máximo.
“Es más, las altas que nosotros podemos dar rápidamente lo suplimos con gente (de la provincia) que está en lista de espera de hospitalización. Damos dos, tres altas en UCI y hacemos el recambio. Desde hospitalización, igualmente, para ocupar las áreas que quedan disponibles en cuidados intensivos”, sostiene Andrés Jaramillo, gerente del hospital Regional Ambato.
Hace unos diez días, autoridades del Ministerio de Salud Pública (MPS) estuvieron en este hospital y constataron las necesidades que tienen a diario los médicos, por la alta de pacientes con el virus, como las prendas de protección para el personal de primera línea, con el fin de evitar contagios.
La gobernadora de Tungurahua, Gabriela Rodríguez, reconoce que la capacidad del sistema de salud de la provincia está copada. Por eso incluso han habilitado espacios para atender a pacientes, adicional al envío a otras provincias de aquellos que requieran de las UCI.
En la Costa, en Bahía de Caráquez (la cabecera del cantón Sucre), Manabí, está al 90 % la ocupación del hospital Miguel Hilario Alcívar, que atiende los casos con COVID-19.
Este hospital cuenta con siete camas para pacientes con una fuerte carga viral de COVID-19, pero seis ya están ocupadas.
En este mes, los pacientes de Jama y Pedernales (norte de Manabí) que antes eran derivados a Santo Domingo son ahora atendidos en esta casa de salud, puesto que a la localidad tsáchila llegan los transferidos de Quito, donde también hay alta demanda de casos.
Aquí, los pacientes que tienen mejoría o síntomas menos graves son llevados al centro de aislamiento que empezó a funcionar en la parroquia Leonidas Plaza, con médicos, tanques de oxígeno, alimentación y una zona de cuidados para la recuperación de los que son casos positivos. La idea es que no lleguen a agravarse, cuentan autoridades.
Lincoln Palacios, director del distrito de Salud 13D11, dice que están en alerta, ya que el pico del contagio aún no llega al cantón Sucre.
Omar Rodríguez, gerente del hospital de Bahía, asegura que “la pelea es dura”, ya que ha habido cierta relajación en la población tras el cambio a semáforo amarillo. A raíz de esto subieron los casos.
Lo mismo ocurre en Tulcán. Aquí, el cambio al semáforo amarillo ha disparado los casos de COVID-19, generando preocupación en las autoridades, por la exagerada relajación de la población e incumplimiento de medidas de bioseguridad, como el no usar las mascarillas pese a que es obligatorio.
Las autoridades del Hospital Luis Gabriel Dávila, en Tulcán, indican que de 3,5 casos diarios que se registraban, el número subió a diez. Y la capacidad en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) comienza a saturarse, dicen.
Andrés Puetate, gerente de este hospital, advierte que en la actual realidad van a necesitar más camas UCI y tendrán que ampliar el área de hospitalización para los contagiados con coronavirus.
Al momento, de las nueve camas que hay siete están ocupadas. El 22 de junio Carchi tenía 232 casos de coronavirus, 20 días después, el 12 de julio, la cifra de infectados se duplicó y llegó a 459.
Del 4 de mayo al 7 de julio, la Policía ha sancionado a 1785 personas que no portaban mascarillas o hacían mal uso de estas. Entre los más indisciplinados estarían los migrantes radicados en esta ciudad o los que están de tránsito.
Luis Chica, comandante de la Subzona de Policía de Carchi, dice que, ante el alarmante crecimiento de contagios, se han intensificado los controles. (I)
Fuente: El Universo