Fundación Ce Camilo, luz de discapacitados, llegó a su cumpleaños 20

En 1985 María Poulisse llegó a Barranquilla procedente de Holanda como voluntaria de un programa de Pastoral Social que buscaba atacar la desnutrición infantil en los barrios Las Paz, Ciudad Modesto El Pueblito y Siete de Agosto, entre otros.

Y fue visitando casa por casa, buscando a los pequeños desnutridos de dichos sectores vulnerables, que se percató de que el hambre era un problema serio, pero más aún que la población con discapacidad infantil era aún mayor.

“Peor fue darme cuenta de que los que eran discapacitados eran los más desnutridos”, confesó la mujer.

Ese hallazgo la llevó a poner su mirada, desde ese momento, en la búsqueda de apoyo para darles una mejor calidad de vida tanto a niños discapacitados como a sus familias.

De esa manera, en 1998, luego de que la extranjera consiguiera el apoyo de una fundación de su país nace Ce Camilo, fundación que dirige y que ayer estuvo de celebración tras cumplir 20 años de estar trabajando por esa población tan desatendida en el país.

“Cada vez encontraba más niños con discapacidad, tanto así que el 60 por ciento eran solo los desnutridos. Iniciamos con la primera fase de construcción del centro con apenas 160 metros cuadrados, que nos parecía mucho, pero que se quedó corto al poco tiempo”, explicó Poulisse.

Los 20 años del Ce Camilo, proyecto de la comunidad de los religiosos Camilos, llegan con un sinnúmero de logros obtenidos. Por ejemplo, el centro, en su estructura física, pasó de tener 160 metros cuadrados a más de 3 mil, con salas de terapias, 14 salones, piscina y el taller ortopédico dotado con lo más avanzado en tecnología y en el que ya se hacen prótesis y piezas ortopédicas con los más altos estándares certificados por el Icontec.

Pero lo más importante para Poulisse tiene que ver con que el Ce Camilo llega a su mayoría de edad atendiendo a 198 niños entre los 0 y 15 años con distintas discapacidades que reciben atención integral, todos los días, desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde.

Es una población de más de 2 mil personas de todas las edades que llegan varias veces a la semana en busca de servicios que los benefician

“Les damos educación personalizada en grupos pequeños, alimentación, las terapias que requieran, ya sean de lenguaje, físicas y afines y mucho trabajo social con las familias que incluye hasta sicología”, destacó la directora del Ce Camilo.

Pero eso no es todo. La Fundación recibe otras 87 personas con discapacidad que reciben educación para el trabajo, como el taller de jardinería y panadería; 1.500 que acceden al proyecto de rehabilitación basada en la comunidad y 400 que llegan al taller ortopédico para obtener terapias ambulatorias.

“Es una población de más de 2 mil personas de todas las edades que llegan varias veces a la semana en busca de servicios que los benefician”, agregó Poulisse.

Sin embargo, pese a que la fundación amplió su cobertura con servicios a la comunidad que son de primera, persiste el problema de la financiación.

Según Poulisse, todavía hacen falta recursos para poder atender las necesidades de los discapacitados.

“Llegan las donaciones y las empresas se nos suman, al igual que la alcaldía, que nos entrega un poco menos de mil millones de pesos anuales, y con todo y eso cada año nos faltan unos 500 millones de pesos para cubrir todas las necesidades”, sostuvo.

El Ce Camilo, en el evento de celebración de sus primeros 20 años, en el que se recordaron los inicios y el proceso de su consolidación, destacó la capacidad de gestión que se ha tenido a lo largo de su historia, pero se puso dentro de los objetivos de los próximas dos décadas, fortalecer la capacidad comercial para salir a vender los productos que ya está en capacidad de generar.

El taller de los sueños

En el Ce Camilo hay un lugar con una placa que lo identifica como ‘el taller de los sueños’.

Se trata del taller de ortopédico que elabora sustitutos de piernas y brazos para personas con diferentes tipos de discapacidad.

Guadalupe Avelar, funcionaria del centro, explicó que hace cuatro años, en vista de las necesidades que los niños de la fundación tenían en cuanto al acceso a piezas de este tipo, se toma la decisión de reunir fondos que permitieran tener uno de los mejores talleres de este tipo en el país.

“Los niños no avanzaban porque hacían falta férulas para ponerlos de pie. Luego de tocar y tocar puertas a las entidades de salud para que se las suministraran, el Ce Camilo dijo no más y se puso a la tarea de tener este taller que presta servicios a la comunidad y a las entidades de salud lo que sirve para atraer más recursos a la población”, destacó Avelar.

A iniciativas como la anterior se refiere Poulisse en cuanto a mejoras en esa vocación comercial que ayude a la fundación.

En el Ce Camilo, todavía hay cuatro de las primeras voluntarias que iniciaron con la fundación hace más de 20 años. Se trata de Marlene Mercado, María Pertuz, Osisiris Rico y Rosa Chavez, mujeres del barrio La Paz que han crecido con la fundación y que no se cansan de agradecer a nombre de la comunidad.

ANDRÉS ARTUZ FERNÁNDEZ

REDACTOR DE EL TIEMPO

BARRANQUILLA