‘Por salvar a mi mamá quedé cuadripléjico en el terremoto de Armenia’
Por Laura Sepúlveda
Especial para EL TIEMPO- Armenia, Quindío.
Julio César Bonilla, un fisicoculturista que perdió sus dos piernas durante el sismo, relata cómo fueron las peores horas de su vida.
Al mediodía del lunes 25 de enero de 1999, Julio César Bonilla terminó sus clases de aeróbicos en el sur de Armenia. Se desplazó en su motocicleta hasta su casa en el barrio Villa Andrea para almorzar, como de costumbre junto a su mamá Nidia Bonilla. Después de comer y charlar un poco, subió al segundo nivel de la vivienda pero a la 1:19 de la tarde, sintió que la tierra empezó a moverse.
Nunca le tuvo miedo a los sismos, por eso bajó con calma hasta el primer piso de la casa para buscar a mamá pero solo alcanzó a abrazarla. Después de ese momento, todo fue tinieblas.
El segundo piso se desplomó encima de ellos. Cuando despertó eran casi las 2:00 de la tarde y tenía un gran peso encima de su cuerpo. Entre algunos vecinos levantaron varias paredes de la casa, una de las pocas que se derrumbó en ese barrio.
“A mi lado subieron a una señora que estaba muerta, le escuché decir al socorrista que vivía en el barrio ‘se me murió la vieja’, y pensé que era la mamá de él y como yo no podía ni moverme, seguí creyendo eso. Yo me imaginaba que mi mamá se había salvado”.
«Le escuché decir al socorrista que vivía en el barrio ‘se me murió la vieja’, y pensé que era la mamá de él (…) Yo me imaginaba que mi mamá se había salvado».
Por las réplicas del sismo y por los escombros y el caos que se encontraban a su paso, el recorrido hasta el hospital fue casi una eternidad. Tardaron unas tres horas en un trayecto que puede demorar tan solo 20 minutos. “Más o menos después de las 5:00 de la tarde, un médico autorizó que me llevaran al aeropuerto y de allí me remitieron en un helicóptero del Ejército a la clínica Rafael Uribe Uribe en Cali”.
Julio cuenta que intentó ponerse en pie pero no lo logró. “Ahí supe que me había lastimado la columna, escasamente podía mover los ojos, no sentía nada, ni dolor ni nada”, narró el hombre que para esa época tenía 30 años. Sus vecinos consiguieron una camioneta para trasladar heridos desde la zona, hasta el hospital San Juan de Dios, en el norte de la ciudad.
Se despidió de uno de sus hermanos sin saber para dónde lo trasladaban. Después de un par de días y varios exámenes, los médicos diagnosticaron cuadriplejia causada por el grave daño en las vértebras cervicales 4 y 5. “Durante tres días estuve desaparecido para mis hermanos, ellos no sabían dónde estaba yo, y yo no sabía nada de ellos ni de mi mamá. Luego logré comunicarme con ellos y les preguntaba por mi mamá, ellos me decían que estaba delicada en el hospital de Armenia”.