¿Pereira está mejor preparada para un sismo como el de 1999?

Con motivo de los 20 años del terremoto de Armenia, que también dejó unos 60 muertos en Pereira, surgen diferentes conceptos sobre si la ciudad está o no preparada para un sismo de una magnitud similar al del 25 de enero de 1999.

Alexánder Galindo, director de Gestión del Riesgo de la Alcaldía de Pereira, aseveró que “estamos mejor preparados (ante un sismo de gran magnitud) que hace 20 años, en varios frentes: desde el punto de vista constructivo tenemos una mejor normatividad que exige a las construcciones nuevas cumplir con una técnica más adecuada (construcciones sismorresistentes, la norma NSR10), los organismos de socorro están mejor preparados y entrenados e implementamos protocolos internacionales para tener una mejor capacidad de respuesta y de atención ante un desastre como este (sismo), que va a ocurrir”.



A la lista del director de la Diger se debe sumar la intervención del colector Egoyá, que está haciendo la actual administración municipal. Se está construyendo una nueva canalización subterránea de la quebrada Egoyá para remplazar el tramo más afectado del colector, ubicado en pleno centro de la ciudad y responsable principal de las pérdidas humanas y materiales durante los sismos de 1995 y 1999.

Al respecto, el alcalde de Pereira, Juan Pablo Gallo, destacó que el Nuevo Colector Egoyá ya no permitirá que las ondas sísmicas se multipliquen por cinco y que conviertan el suelo en una ‘gelatina’.

Sin embargo, para el ingeniero Carlos Crosthwaite, concejal de Pereira, en la ciudad no hay avances en prevención y atención de desastres dos décadas después de la peor tragedia del Eje Cafetero. “Ninguna administración municipal ha avanzado en la ejecución de obras de sismorresistencia para las edificaciones indispensables para la comunidad, ni siquiera los estudios han sido actualizados”, aseguró Crosthwaite.

El concejal agregó que no hay “avances en la ejecución de obras de intervención antisísmica en las edificaciones de atención a la comunidad como es el caso de los centros de salud, hospitales, bomberos o centros educativos”.

Además señaló que “han pasado varios años desde que ingenieros calculistas y de suelos y la Asociación de Ingenieros de Risaralda vienen solicitando ante la administración municipal para que se actualicen los estudios de microzonificación sísmica elaborados durante el primer Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el año 2000, sin que a la fecha se haya avanzado en lo más mínimo”.

El director de la Diger contradijo al concejal Crosthwaite. Afirmó que la actual administración municipal contrató un estudio de vulnerabilidad de las 177 instituciones educativas de la ciudad, del cual ya se tienen resultados preliminares, y que un análisis similar en los centros públicos de servicios de salud avanza en un 50 por ciento. Después seguirán los estudios en escenarios deportivos y edificaciones gubernamentales.



No obstante, Galindo le dio la razón a la afirmación del concejal de que no se han actualizado los estudios de microzonificación sísmica. “Tenemos un estudio de microzonificación sísmica. Lo que se debe hacer es armonizarlo y actualizarlo a la norma vigente. Ya conocemos las zonas de llenos antrópicos en gran parte de la ciudad y donde se puede amplificar la onda de un terremoto, pero no estamos cumpliendo la norma. Sin embargo, tenemos aprobados por el Concejo Municipal 1.600 millones de pesos para hacer ese estudio y el Servicio Geológico Colombiano nos va orientar en la metodología de actualización para hacerla este año”.

‘No hubo procesos de reactivación económica’

El ingeniero Luis Fernando Sáenz, quien dirigió la Fundación Vida y Futuro, la ONG que se encargó de la reconstrucción de Pereira, afirmó que la gestión para la recuperación física de la ciudad fue muy positiva y en esta se invirtieron 160 mil millones de pesos. Se repararon cerca de 18 mil viviendas, se construyeron, en lugares fuera de riesgo, 2.600 viviendas, y se hicieron reparaciones de infraestructura social, como colegios, iglesias, sedes de organismos de socorro y edificios institucionales.



Sin embargo, Sáenz admite que, en general, el proceso de reconstrucción se quedó corto en el impulso de proyectos socio-económicos, pero tuvo un componente social muy fuerte. “La idea (del Plan de Acción Zonal que Vida y Futuro y la Alcaldía de Pereira le presentaron al Fondo para la Reconstrucción del Eje Cafetero, Forec) era reconstruir lo que se había caído. También había una intención de generar una reactivación económica, que con franqueza no se dio, ni acá ni en el Quindío, el más afectado por el sismo”.

Sáenz recordó que en la región hubo una reducción transitoria del desempleo por la construcción de obras públicas, pero después de eso este se volvió a disparar y no hubo recursos suficientes para los proyectos económicos.

Cabe anotar que Armenia sigue ocupando los primeros lugares en las mediciones del desempleo realizadas por el Departamento Nacional de Estadísticas (Dane), y solo hasta hace pocos años, Pereira dejó de ser una de las ciudades con mayor desempleo.

FERNANDO UMAÑA MEJÍA

CORRESPONSAL EL TIEMPO