La batalla de 7 años que libró joven sordo para estudiar comunicación

Siete años tuvieron que pasar para que Camilo Andrés Viloria Arrieta fuera aceptado en una institución de educación superior.

El sueño de estudiar lo veía frustrado por dos razones paradójicas: es sordo y quiere ser un comunicador social.

Pero a esa aparente contradicción, se le sumaba que ninguna de las facultades de periodismo de las universidades de la ciudad ofrecen o tienen las condiciones necesarias para enseñar a personas con esa discapacidad.

Solo este año, después de ser rechazado por otras, la universidad Eafit lo aceptó. Actualmente cursa el primer semestre de comunicación social.

Juan Gonzalo Betancur Betancur, quien era jefe de la carrera para el momento en que Camilo se presentó, recuerda que él llegó a su oficina con un intérprete y le dijo que quería estudiar Comunicación Social y le preguntó si podía hacerlo en la Eafit.

“Yo le respondí que creía que sí. Porque pienso que la inclusión educativa tiene que ser una realidad y si las instituciones no estamos preparadas, pues, nos preparamos y listo”, expresa el docente.

Y así fue. Las directivas conocieron el caso y le dieron lugar a un modelo de educación incluyente. El primer paso fue realizar unos ajustes, para que se diera un proceso de adaptación simultánea por parte de Camilo y de la universidad. Estos consistieron en determinar que asistiera, en principio, únicamente a tres asignaturas de la carrera, historia contemporánea, teoría de la imagen y Constitución y sociedad, y una de Bienestar Universitario, que es natación.

Camilo Viloria

Camilo estudia en la Universidad Eafit, de Medellín.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Aunque Eafit se demoró un semestre en crear el plan estratégico para admitir a Camilo, ahora también les paga a dos intérpretes para sus clases: Jaqueline Gómez y Luisa Fernanda Naranjo. Expertas en lengua de señas, ellas se turnan en las asignaturas, cada una tiene dos. Antes de cada clase, leen los contenidos que cada profesor envía y así se preparan de manera previa.

“La condición física de una persona no determina su capacidad para acceder a cualquier lugar”. Esta es la filosofía con la que Camilo se mueve en la vida. Tiene de 24 años y nació con una discapacidad auditiva, en zona rural de Caucasia, en el Bajo Cauca antioqueño.

Cuando tenía 10 años su familia se vino para Medellín. Esto suscitó en él un gran impacto. Vivía en el campo y tenía una comunicación básica con su familia. Sin embargo, en la institución educativa Francisco Luis Hernández vio por primera vez cómo las personas se comunicaban con el apoyo de la configuración gesto-viso-espacial, es decir, con sus manos y gestos faciales.


Hoy Camilo llega al salón en Eafit y se sienta adelante. Abre su trípode y ubica una cámara con la que graba toda la clase. De esa manera, garantiza sus apuntes y no pierde ningún detalle. Su intérprete se sitúa de manera paralela al profesor, al frente suyo.

Su mirada profunda y sonrisa cautivante lo acompañan siempre. María Clara Vásquez, una de sus compañeras de clase, lo describe como una persona “no discapacitada auditivamente, sino hipercapacitada en muchos aspectos. Demasiado alegre y chistosa, que nunca vas a ver de mal humor”.

A pesar de su condición de discapacidad, las exigencias para Camilo son las mismas de los alumnos regulares. “Así como yo que soy miope o como alguien que tiene, no sé, un problema en un riñón”, comenta el profesor Betancur. Y para Vásquez, quien además es su amiga, hablar con Camilo se siente como si hablara con cualquier otra persona: “uno está interactuando con él y no siente la diferencia, honestamente”.

El reto que se viene para la universidad es cómo enseñarle a Camilo en los cursos audivisuales. “Pero, sabemos que lo vamos a hacer bien…Vamos a ver cómo él nos puede ayudar con la metodología”, agrega Betancur, quien además cuenta que actualmente hay un estudiante invidente que está interesado en estudiar Comunicación Social y la universidad también le dijo que sí. No está todavía inscrito.

La condición física de una persona no determina su capacidad para acceder a cualquier lugar

Y en ese mismo sentido, a inicios de este mes, el Departamento de Idiomas de la Eafit anunció el curso de lengua de señas colombianas para adultos oyentes, que será dictado por Camilo, quien fue el encargado de comunicar, en su lenguaje, la noticia a toda la comunidad.También se proyecta como un profesor de Comunicación Social, precisamente, porque dice que quiere para todos esos sordos que tienen el mismo sueño suyo que puedan acceder y él ser el profesor de ellos en lengua de señas.

Camilo Viloria

A pesar de su condición de discapacidad, las exigencias para Camilo son las mismas de los alumnos regulares.

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Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Explica que escogió la carrera porque se considera un comunicador innato o empírico, pero que quiere profesionalizarse. “Yo quiero encontrar aquí esa formación en cuanto al discurso, cómo argumentar, cómo construir los conceptos, cómo trabajar desde una formación profesional ética”, agrega.

Siempre procura estar al tanto de la información de actualidad y transmitirla a la comunidad sorda. “Ellos siempre me dicen ‘no sabía’, ‘no tenía ni idea de que eso había pasado’”, relata. Su función es ser un puente en ese proceso de comunicación, es lo que lo impulsa.

Con vivacidad expresa sus planes a futuro: su enfoque principal es crear un canal de noticias en el que pueda difundir información para la comunidad sorda porque, insiste, “quiero lograr esa equidad en el acceso a la información a través de la lengua de señas”.

ISABELLA MORALES QUICENO

Para EL TIEMPO

Medellín